En un gallinero muy postinero se iban a celebrar unas bodas de alto plumero.
Las bodas del tío Perico, que había invitado a su sobrino el gallo Kirico.
Y el gallo kirico, que vivía muy lejos, se levantó más temprano que nunca para ir a las bodas de su tío Perico. Muy aseado y muy bien vestido, allá va tan pimpante el gallo Kirico.
De pronto, ¿sabéis con qué se topó? Pues con una caca de la vaca, llenita, llenita de granos de trigo. ¡Uhm, con el hambre que llevaba el gallo Kirico! Entonces dijo:
-¿Pico o no pico? Si pico me ensucio el pico, y no podré ir a las bodas del tío Perico. Pero si no pico me muero de hambre y para otro el trigo.
Total que no pudo resistir la tentación y picó. ¡Vaya si picó! Y todo el pico se manchó.
-¿Y ahora qué hago? ¿Cómo voy a presentarme así en las bodas del tío Perico?
Camina que camina, muy preocupado, el gallo kirico llegó hasta un prado. Allí vio
¿sabéis que vio? Una malva; y el gallo le dijo:
-Malvita, malva, límpiame el pico, que voy a las bodas del tío Perico.
-No quiero- dijo la malva-. No haberte ensuciado.
Y el gallo Kirico siguió su camino. Anda que anda, muy enojado, se encontró una oveja en otro prado.
-Ovejita, bonita, cómete la malva, que no quiso limpiarme el pico para ir a las bodas del tío Perico
-No quiero- dijo la oveja-. No haberte ensuciado.
Y el gallo Kirico no tuvo más remedio que seguir su camino. Anduvo y anduvo, muy enfadado, hasta encontrarse con el lobo que estaba muy flaco.
-Lobito, lobo, cómete a la oveja, que no quiso comerse la malva, que no quiso limpiarme el pico para ir a las bodas del tío Perico.
-No quiero- dijo el lobo-. No haberte ensuciado.
¿Qué diréis que hizo el gallo Kirico? Seguir su camino muy malhumorado, y se encontró con un palo.
-Palito, palo, pégale al lobo, que no quiso comerse la oveja, que no quiso comerse la malva, que no quiso limpiarme el pico para ir a las bodas del tío Perico.
-No quiero-dijo el palo-. No haberte ensuciado.
¡Qué palo más malo! El gallo Kirico, muy enfurruñado, sigue su camino. Y apenas había empezado a andar se encontró
¡al fuego!
-Fuego, fueguito, quema al palo, que no quiso pegarle al lobo, que no quiso comerse la oveja, que no quiso comerse la malva, que no quiso limpiarme el pico para ir a las bodas del tío Perico.
-No quiero- dijo la candela-. No haberte ensuciado.
Entonces se encontró un río.
-Río, río, apaga el fuego, que no quiso quemar al palo, que no quiso pegarle al lobo, que no quiso comerse la oveja, que no quiso comerse la malva, que no quiso limpiarme el pico para ir a las bodas del tío Perico.
-No quiero- dijo el río, y siguió su corriente.
¡Qué mala gente! El gallo Kirico ya casi volaba aunque iba muy triste. ¿Y sabéis qué se encontró? ¡Un burro!
-Burrito, burro, bébete el agua del río, que no quiso apagar el fuego, que no quiso quemar al palo, que no quiso pegarle al lobo, que no quiso comerse la oveja, que no quiso comerse la malva, que no quiso limpiarme el pico para ir a las bodas del tío Perico.
-¿Y el gallo Kirico?
-Con el burro se puso pesado y este una coz le ha pegado.
-¡Y qué más?
-Que al río se ha caído y se ha puesto empapado.
-¿Y qué más?
-Que en las bodas no entran gallos tan mojados, y el gallo Kirico, con su pico limpio, fuera se ha quedado.
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